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sábado, 3 de enero de 2009

Ju-On: The Grudge

A razon de una peticion vamos a incluir cine de terror oriental para aquellos aficionados a las emociones fuertes y comenzaremos con esta que a mi me parece el representante más digno y contundente de esta nueva moda en el género de terror conocida como el J-Horror (un término menos excluyente sería A-Horror, porque no todas las películas de miedo orientales que nos llegan vienen de Japón). Muy similar al fenómeno italiano del giallo que cautivó a medio planeta durante los años setenta, este sub-género de películas tienen muchas similitudes entre sí: se trata de historias de miedo fuertes, pesadas, cargadas de atmósfera, y que frecuentemente tocan el tema de la espiritualidad "siniestra" de la que está cargada gran parte del esoterismo oriental. La cinta de Takashi Shimizu, la mejor según mi parecer, es fuerte evidencia de esto.

Ju-On no cuenta la historia de unos personajes. Más correcto sería decir que cuenta la historia de una fuerza: la maldición creada tras un crimen que se nos presenta de manera borrosa en la secuencia inicial. Un hombre (desconocido para nosotros) mata a su mujer y a su pequeño hijo. La casa que una vez habitaron estos personajes se convierte, desde entonces, en el receptáculo de la ira de estos fantasmas, quienes acaban con la vida de cualquiera que se atreva a cruzar el umbral de su morada. La historia comienza con una joven llamada Rika, quien durante una visita a la casa (donde trabaja atendiendo a una anciana) es testigo de la fuerza de aquella maldición que la ataca no solamente a ella, sino a todos los que están en contacto con la vivienda y sus habitantes.

Shimizu cuenta la historia en fragmentos desordenados cronológicamente. Cada uno de estos segmentos está titulado con el nombre del personaje en el que se centra. El resultado es casi siempre el mismo: el personaje entra en contacto con la casa y acto seguido es acosado por la fuerza de los dos fantasmas: Toshio (uno de los niños más espeluznantes que haya visto jamás, y eso es decir mucho) y su vengativa madre. Pero lo asombroso es como esta película es capaz de asustarnos incluso cuando nos familiarizamos con su estructura. Casi siempre sabemos lo que va a pasar, y aún así esperamos que de alguna manera no suceda. Pienso que alguien capaz de lograr esto realmente es un maestro en el arte de meter miedo.

Es sumamente difícil hablar de esta película, porque a diferencia de otros ejemplos del terror asiático, por ejemplo Ringu (1998) o The eye (2002), no se centra necesariamente en la trama. La historia es lo de menos, lo importante es el clima que crea y la sensación de profundo temor que impregna cada fotograma. Shimizu, obviamente, coloca gran parte de su peso sobre las imágenes, sonidos y demás aspectos "sensoriales" de la cinta. En este sentido, creo que lo mejor es acercarse a ella sin saber nada de antemano. Yo lo único que puedo expresar es que, si una película es capaz de producir una sensación así, temo por mi salud. Y esto es la pura verdad.
y si no me crees checate el trailer:


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